sábado, 30 de mayo de 2009

Reflexion

Que tan conscientes somos de lo que consumimos, en la mayoría de casos ignoramos la procedencia de lo que tenemos, detrás de todo producto se esconde una historia, que aveces pretende ser escondida, para no tocar nuestra moral de consumidor. ¿Quiénes lo procesan?, ¿Quiénes lo extraen?, ¿Cómo lo producen?

De miles de productos existentes con estos cuestionamientos y más. En esta página abarcaremos, los “diamantes de zonas en conflicto” son diamantes que fomentan conflictos y guerras civiles así como violaciones y abusos contra los Derechos Humanos. La batalla por controlar recursos naturales como los diamantes da lugar a terribles conflictos armados. Se calcula que 3,7 millones de personas han muerto en Angola, la República Democrática del Congo, Liberia y Sierra Leona en conflictos financiados con diamantes.

Los diamantes, en lugar de invertirse en el desarrollo de sus países de origen, frecuentemente se explotan ilegalmente y se utilizan para conseguir más armas que avivan las guerras y destruyen miles de vidas. Pocas economías africanas se han beneficiado de la industria de los diamantes, todo lo contrario, han causado devastación social dejando a cientos de personas muertas, heridos, y sin techo.

El “Proceso de Kimberley” obliga a los gobiernos a certificar que las partidas de diamantes en bruto proceden de zonas libres de conflicto, y ya están suscritos a él más de 70 países. Aunque están haciendo importantes progresos, tanto los gobiernos como la industria del diamante todavía están lejos de combatir eficazmente el comercio de “diamantes de zonas en conflicto”. Los diamantes siguen financiando conflictos.

Para garantizar que los diamantes proceden de zonas libres de conflicto, se debe poder rastrear todo su recorrido desde el lugar de extracción hasta el punto de venta. Si no hay controles efectivos a lo largo de toda la cadena de los diamantes, no puede haber garantías de que las piedras procedan de zonas libres de conflicto.

Y todo esto, por mantener la necesidad efímera de continentes “hermanos “como América, Europa y Asia. Donde la cultura de la imagen lujosa prevalece, puesto que es necesario diferenciar las clases sociales, “para mantener el equilibrio en la industria del entretenimiento”. ¿Qué tan efímero es nuestro consumo?, que utilizamos a la naturaleza de excusa para estar acorde con la estación. Hemos perdido el brillo en nuestra mirada, ya no es suficiente observar el brillo de la estrellas en los cielos, queremos…queremos…y queremos, tener nuestra propia estrella encapsulada en una piedrita.

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